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La asexualidad

   


Existen muchas personas que dicen pertenecer a una orientación sexual diferente a las que estamos acostumbrados a ver, no se trata de heterosexuales, homosexuales ni bisexuales sino de personas que no sienten ningún tipo de atracción sexual hacia los demás. Hasta hace poco, nadie se atrevía a reivindicar su existencia, aunque siempre ha existido, ahora podemos encontrar algunas páginas webs como por ejemplo, “relaciones blancas” en la que se ponen en contacto para establecer relaciones sociales y de pareja que excluyan las relaciones sexuales, algo que para ellos es insignificante.


No todas las personas que se consideran asexuales, 1 de cada 100 según algunos estudios, son iguales: algunas personas tienen una alta necesidad de afecto amoroso y otras no; algunas tienen atracción pero no tienen relaciones sexuales y otras carecen de atracción; algunas se masturban y otras no.


Desafortunadamente, podemos encontrar personas que tienen dificultades físicas o mentales para conseguir una vida sexual plena y satisfactoria. También, la ausencia de relaciones sexuales puede estar causada por otras dificultades que no están directamente relacionadas con disfunciones sexuales. Un ejemplo de esto son las personas que sufren algún trastorno psicológico que interfiere en su sexualidad, como en el caso de una fobia social, en la que la abstención está causada por el miedo que les produce la evaluación de los demás,también en una depresión el sexo se oprime a causa del bajo estado de ánimo y de la dificultad para realizar actividades placenteras...


Por supuesto, no en todos los casos se pueden considerar una alteración psicológica, ya que no todas las personas cumplen los criterios necesarios para el diagnóstico de un trastorno mental, y muchas de las personas que se auto-denominan asexuales están en desacuerdo con el diagnóstico recibido por parte de profesionales como psicólogos o médicos. Por lo general, estas personas suelen recibir el diagnóstico de disfunciones sexuales, que suelen ser Trastorno del deseo sexual hipoactivo del varón o Trastorno del interés/excitación sexual femenino, para los cuales es necesaria la presencia de malestar clínicamente significativo o interferencia grave en la vida cotidiana, algo que no ocurre en muchas personas que dicen ser asexuales. La simple ausencia de deseo o fantasías no justifica la presencia de un trastorno mental.

Clínicamente es necesario considerar los casos individuales y aceptar que hay personas que no teniendo deseo o relaciones sexuales pueden tener una vida plena y feliz, si aceptamos esto, evitaremos el sobrediagnóstico que etiqueta injustificadamente a las personas.